11/8/12

La fortuna favorece a los valientes...Con una copa de vino

"Si espero perderé la audacia de la juventud- Tracia 338 AC Alejandro Magno"
El joven Alejandro tenía reclinada la cabeza sobre su hombro derecho como era la costumbre. Su porte era casi divino,  de baja estatura con cutis blanco, cabello ondulado de color castaño claro y ojos heterócromos (uno marrón —el izquierdo— y otro gris), que no se sabe si eran así de nacimiento o como consecuencia de un traumatismo craneal.. Semi tumbado en un banco de piel, sobre la mano derecha una copa de buen vino, observaba a Filipo su padre, que bebía copiosamente en su boda y escuchaba a Átalo atentamente el nuevo suegro de su padre ..Alejandro conocía de su maestro Aristoteles que esta bebida, probablemente la más antigua de la humanidad se bebía 7000 años antes en el lejano Caucaso....
Te dejo música para el Post

Se cuentan numerosas anécdotas de la niñez de Alejandro, siendo la más referida aquella que narra Plutarco: Filipo II había comprado un gran caballo al que nadie conseguía montar ni domar. Alejandro, aún siendo un niño, se dio cuenta de que el caballo se asustaba de su propia sombra y lo montó dirigiendo su vista hacia el Sol. Tras domar a Bucéfalo, su caballo, su padre le dijo: «Búscate otro reino, hijo, pues Macedonia no es lo suficientemente grande para ti». Así fue, pues a los 20 años Alejandro comenzó la expedición de conquista del Imperio Persa...
Su educación fue inicialmente dirigida por Leónidas, un austero y estricto maestro macedonio que daba clases a los hijos de la más alta nobleza que lo inició en la ejercitación corporal pero también se encargó de su educación. Lisímaco, un profesor de letras bastante más amable y que se ganó el cariño del Magno llamándole Aquiles y a su padre, Peleo. Sin embargo, a los 13 años fue puesto bajo la tutela de Aristóteles, que sería su maestro en un retiro de la ciudad macedonia de Mieza y le daría lecciones sobre política, elocuencia y la historia natural. Sabía de memoria los poemas homéricos y todas las noches colocaba la Ilíada debajo de su cama. También leyó con avidez a Heródoto y a Píndaro.
Muy pronto (340 a. C.) su padre lo asoció a tareas del gobierno nombrándolo regente, a pesar de su juventud. En el 338 a. C. dirigió la caballería macedónica en la batalla de Queronea, siendo nombrado gobernador de Tracia ese mismo año. Desde pequeño, Alejandro demostró las características más destacadas de su personalidad: activo, enérgico, sensible y ambicioso. Es por eso que, a pesar de tener apenas 16 años, se vio obligado a repeler una insurrección armada. Se afirma que Aristóteles le aconsejó esperar para participar en batallas, pero Alejandro le respondió: «Si espero perderé la audacia de la juventud.».

Hasta el día de hoy en el 337 ac  un 19 de julio, Filipo padre de Alejandro se casa con Eurídice y se divorcia de Olimpia madre de Alejandro...
Un nuevo matrimonio de su padre, que podría llegar a poner en peligro su derecho al trono (no conviene olvidar que el mismo Filipo fue regente de su sobrino hasta la mayoría de edad, pero se adueñó del trono), hizo que Alejandro se enemistara con Filipo.
 Es famosa la anécdota de cómo, en la celebración de la boda, el nuevo suegro de Filipo (un poderoso noble macedonio llamado Átalo) rogó porque el matrimonio diera un heredero legítimo al rey, en alusión a que la madre de Alejandro era una princesa de Epiro y que la nueva esposa de Filipo, siendo macedonia, daría a luz a un heredero totalmente macedonio y no mitad macedonio y mitad epirota como Alejandro, con lo cual sería posible que se relegara a este último de la sucesión.
 Alejandro se enfureció y le lanzó la copa de vino, espetándole: 
«Y yo ¿qué soy? ¿un bastardo?» En ese momento Filipo, se acercó a poner orden, pero debido a su estado de embriaguez, se tropezó y cayó al suelo, lo que le granjeó una burla de Alejandro: 
«Quiere cruzar Asia, pero ni siquiera es capaz de pasar de un lecho a otro sin caerse.»
 La historia le valió la ira de su padre, por lo que Alejandro tuvo que irse a Epiro junto con su madre. Sin embargo, Filipo terminaría por perdonarle....Después del asesinato de Filipo en el año 336 a. C. por Pausanias, un capitán de su guardia, Alejandro tomaría las riendas de Macedonia a la edad de 20 años ...El resto es historia, y la construcción del mayor imperio jamás conocido, Persia, Asía Menor, El Levante Mediterráneo, Egipto, Mesopotamia, Asia Central y la Invasión de la India.....Inconmensurable, Imponente, simplemente majestuoso...

Con una copa de buen vino...

A veces una copa de buen vino cierra y sella cualquier puerta de la historia....
Años después Ariano biógrafo de Alejandro cuenta la siguiente escena...
Alejandro se reúne con un rey hindú

En sus campañas en la India, Alejandro peleó varias batallas difíciles :En la batallas del rio Hydaspes tuvo a un fuerte oponente en la persona del rey hindú Poro, después de vencer a Poro, Alejandro lo trató con respeto, según Ariano, el antiguo biógrafo de Alejandro.

Ariano, las campañas de Alejandro

En la acción Poro demostró ser todo un hombre, no sólo como comandante, sino como soldado del valor más real. Cuando vio a caballería dispersa, a la mayoría de sus soldados muertos y a sus elefantes muertos o vagando sin rumbo y desconcertado por lo que acontecía en el campo de batalla su comportamiento fue muy distinto al del rey persa Darío: a diferencia de Darío, él no dirigió la lucha para salvar su pellejo, sino que tan pronto como se lograba reunir una sola unidad de sus hombres, peleaba con bravura. Fue sólo hasta que lo hirieron que dio vuelta al elefante en que iba montado y empezó la retirada... Alejandro, ansioso por salvar la vida de este valiente y gran soldado, envió a un hindú llamado Meroes, un hombre del que le dijeron había sido amigo de Poro por mucho tiempo. Poro escuchó el mensaje de Meroes, detuvo su elefante y desmontó, estaba muy angustiado  por la sed, de modo que cuando revivió después de beber, le dijo a Meroes que lo llevara con presteza ante Alejandro.

Alejandro informado de su llegada, cabalgó para reunirse con él... Cuando se encontraron, refrenó su corcel y observó a su a adversario con admiración: representaba la magnífica figura de un hombre, con más de 2 metros de estatura y de gran belleza personal; su porte no había perdido nada de su orgullo; su aire era el de un valiente que se reúne con otro, de un rey en la presencia de otro, con quien él había peleado honorablemente por su reino.

Alejandro fue el primero en hablar, entraron en la tienda principal y ordenó a sus sirvientes que tras atender a Poro les sirvieran una copa de buen vino....

Con una mirada directa y severa a su adversario, y manteniendo la copa preguntó.
 “Qué,” dijo, “deseas que haga contigo? “Trátame como se trata a un rey”,…se dice fue lo que contestó Poro. “Por mi parte,” dijo Alejandro, complacido por la respuesta, “tu petición será concedida. ¿Pero, no hay algo que desees para ti?” “Todo” dijo Poro, “está contenido en esta ultima petición”, mientras degustaba lentamente un poco del vino de su copa...

La dignidad de estas palabras dieron a Alejandro incluso más placer, y devolvió a Poro la soberanía sobre sus súbditos agregando a su reino otro territorio incluso más grande. Así que, en realidad, trató a un valiente como se trata a un rey, y de ahí en adelante encontró en él, en todo sentido, a un amigo leal.

Cómo a veces una copa de vino ha cambiado el rumbo de la historia...

En el mundo Clásico el vino siempre ha tenido siempre un lugar privilegiado. En Grecia y Roma los dioses del vino eran muy venerados por sus poderes embriagadores y afrodisíacos. Homero describió algunos de los vinos cultivados en el norte de Grecia con uva moscatel como “dulces como la miel” Se organizaban fiestas y orgías en honor a los Dioses, en las que abundaba el vino, los manjares y los placeres sexuales. El vino se asociaba en el mundo clásico con el amor  y el disfrute carnal, pero también con la tranquilidad, el descanso y el alivio.

En todas las civilizaciones en las que ha estado presente, el vino se ha introducido en la cultura integrándose entre los valores propios de ella. Así mismo, el vino también ha sido una forma de expansión cultural: los romanos plantaron viñedos por toda la Europa Mediterránea. Hay una leyenda de cómo Dionisos conquistó Asia hasta la India con un ejército de músicos y bailarines que danzaban y ofrecían vino... Se puede interpretar como una alegoría mitológica del poder cultural del vino.

En el antiguo Egipto se han encontrado vasijas de vino con 'etiqueta', es decir con el nombre del productor, el viñedo y el año inscritos. Este hecho nos indica que la preocupación por la calidad del vino viene de lejos...
También los romanos demostraron un gran interés por la calidad del vino y por definir cuáles eran los mejores viñedos. Vemos aquí un origen de la asociación clima + terreno tan usual en los cánones de calidad para el vino en el Viejo Mundo...

Después de la caída del Imperio Romano, en Europa el desarrollo de la viticultura y de la enología corrieron a cargo de los monjes cristianos, que pusieron mucho empeño en mejorar todos los sistemas de elaboración de vino, aprovechando para ello los viñedos heredados de los romanos. No es casualidad que las regiones con mayor tradición vinícola en Europa, suelen ser también las que tenían mayor concentración de monasterios y enclaves religiosos. Podemos ver también hoy como muchas bodegas (algunas de ellas muy recientes) recurren a nombres latinos para sus vinos, o rehabilitan o usan comercialmente antiguos edificios, monasterios o abadías, ubicados entre sus viñedos....

Pero todo esto lo desarrollaremos poco a poco, en otros Post.


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