Como esta entrada, comenzaremos a comentar describir alguna de los conceptos del arte de la cata de los vinos.
La cata, las copas, los aromas, sabores y colores de los vinos, se irán describiendo... lo único que queda es descorchar una botella de vino y disfrutar del placer de la cata.
La cata
La cata, las copas, los aromas, sabores y colores de los vinos, se irán describiendo... lo único que queda es descorchar una botella de vino y disfrutar del placer de la cata.
La cata
Según la
Real Academia Española de la Lengua , catar proviene el
latín Captāre y se define como:
“Probar, gustar algo para examinar su
sabor o sazón”.
Algunos expertos enólogos como Emile Peynaud y Jacques Brouin en
su libro “Descubrir el vino”, presentan varios significados de catar tales como
gustar, probar, testar, verificar, etc.
Condiciones para catar
Quisiera comenzar alentando a todo aficionado a profundizar en
el mundo de la cata de vinos, dado que pese a la idea de que los catadores son
personas exclusivas, con unas características especiales y nacidos para ellos;
apreciar y catar un buen vino, no está reservado únicamente a los profesionales
o a personas con muchos conocimientos técnicos y prácticos.
Para catar un buen vino, únicamente (con todo lo que ello
conlleva) hay que intentar describir los sentimientos que nos aporta el vino,
intentar descubrir las características más representativas, y analizar la vida
del mismo. Para este tipo de cata, cualquier persona está capacitada, cualquier
persona, puede, con unos conocimientos básicos comenzar su andadura en el mundo
de la cata de vinos, y quien sabe, algún día, puede que se convierta en un
excelente catador.
Lógicamente, nadie nace sabiendo, ni los mejores sumilleres o
enólogos han nacido con los conocimientos básicos de la cata, es necesario por
lo tanto una cierta preparación, aprender unas ciertas técnicas y con posterioridad, un
entrenamiento continuado con para ir afinando los sentidos y rellenar nuestra
biblioteca de aromas, colores y sabores. Para animaros, la mayoría de las
personas poseen una sensibilidad olfativa y gustativa suficiente como para
convertirse en un buen catador, pero todo ello, con paciencia y mucha práctica.
Una vez que nos ponemos a catar un vino, hay que seguir un
cierto ritual, tenemos que estar preparados para catar, relajados,
tranquilos y concentrados, sino reflejaremos nuestras intranquilidades y
problemas al vino, siendo totalmente injusto para los viticultores y enólogos
que han trabajado muy duro para aportarle la mayor calidad posible.
Para catar además se necesitan unas ciertas características y
condiciones, no pudiéndose catar en cualquier lugar y en cualquier momento. Lo
primero que hay que tener en cuenta es que son necesarios colores claros, se
recomienda catar siempre sobre fondo blanco, otros colores podrían modificar
nuestra percepción del vino.
Como para cualquier análisis o trabajo es necesario un mínimo de atención y concentración, sobre todo cuando se está comenzando. En cualquier actividad
que iniciamos, los primeros pasos han necesitado una dosis mayor de
concentración, si bien, cuando ya llevamos un tiempo y poseemos algo de
experiencia, lo que con anterioridad nos parecía complicado e incluso
imposible, nos parece ahora lo más sencillo del mundo. Por ello, la
concentración, sobre todo en los principios es una pauta clave para poder
interiorizar las sensaciones percibidas. La concentración se consigue en parte,
mediante la ausencia de ruidos. La elección de un lugar alejado de todo ruido y
ausencia de interrupciones es vital para catar con algo de tranquilidad.
Finalmente, el arte de catar es el arte de comparar los
distintos vinos que se han catado y se han memorizado. Aunque parezca
complicado, un buen catador es capaz de recordar las características de algunos
vinos que cató años atrás.
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